Cuidado con las lenguas humanas, cuidado con las envidias malsanas. Las palabras pueden dañar, asustar, quebrantar la paz en un hogar. Nadie quiere el bienestar familiar, caminan sin miedo al pisar, da igual que sea mentira o verdad. El que tiene veneno no tarda en escupir, sabe jugar porque está acostumbrado a hacer sufrir. Nadie habla del mendigo, del pobre de espíritu, de la puta de la esquina o del ladrón que vive arriba. Solo saben crear rumores dañinos para así poder tapar sus propios delirios.
No, esas lenguas no tienen piedad, mal alimentan tu bondad, te dan ansiedad, te hacen sufrir sin que tú puedas parar ese mal hablar, palabras inventadas para maldecir tu nombre. Muchos se preguntan, ¿por qué yo?, ¿por qué a mí?, ¿por qué? Cuando no entras en ese grupo de falsedad, cuando eliges con quien deseas estar, cuando vives tu vida feliz y en paz…
Hay alguien que te envidia, alguien que no tiene vida y por ese simple motivo, se dedicará a no parar de mal meter, de inventar, ¡para tu vida fastidiar! ¿Vas a dejar que lo logre? ¡No! Honra tu nombre, sacude tus hombros, pisa fuerte que solo con tu sonrisa y desprecio ¡esa guerra podrás ganar!
Solo son rumores de gente sin nombres.
Por S.R.
“Solo saben crear rumores dañinos para así poder tapar sus propios delirios.“