Ese Macho…

Ese macho que quiere llevar de apellidos esposo y marido, ese macho que quiere ser tu amigo, tu compañero, tu hermano. Ese que te da la mano e intenta vestirte de paz y gloria, ese que te halaga, que te hace bailar como reina, te vende y como princesa te trata. Ese, ese macho mentiroso, cobarde, sucio, que nunca llevará apellidos ni de marido, ni de padre. Ese macho, que es como una rata que se alimenta de la cloaca de su propia maldad y su propio genio lleno de poco misterio, de trucos, pero pocos tratos. Pocas palabras, poca hombría, poco macho, poco de nada.

Ese que vive en el conflicto asegurado, que le gusta el grito acelerado, que le gusta la pelea constante, que disfruta humillando y pisando a la gente. Ese que detesta que le quieran, no entiende que nos ama, no entiende ni el porqué vive. Si, ese macho, apunta en la calle y susurra cuando camina sin dignidad porque nadie lo alaba, porque nadie lo valora y por ende, esa rabia hacia esa mujer que él dice tanto amar, pero que ella tanto llora.

Ese que no puede ser esposo, que no puede ser amigo, ni tu hermano ni tu primo. Ese no puede ser tu compañero, solo escucha tu llanto y aléjate de él. Aléjate de ese grito, aléjate de esa maldad, aléjate de ese ser infernal y busca, niña, busca el amor que hay en ti. Acúnate en él y recuerda que la felicidad no es un capricho, no es de ricos ni de machos, ni de hembras.

Es un derecho que tú tienes y no permitas jamás, que nadie, que ningún ser te lo quite.

Por S.R.

“La felicidad no es un capricho, es un derecho que tú tienes”

¿¡Tú te lo pierdes!?

¿El qué?, ¡de quién!, ¿de dónde y porqué? Cuando tomas la decisión correcta y luego te dejas engañar por mentiras y traiciones pides… ¿no más toxidad? !No te metas!, él es frágil, yo lo creo, lo amo, es mi vida, él es mi rey, él será el padre de mis hijos y cómo no, él será mi marido…

Tú ya te has perdido, estás solo viviendo un sueño lleno de ilusión y fantasía… No entiendo porqué ese daño hacia ti misma. ¿Quién te obligó a estar por encima de las reglas, cuando cobras por errores de una mentira? Solo habla de toxicidad el que es tóxico. El que manipula, ya ha sido manipulado. El que traiciona, ya ha sido traicionado…

Dejad de creer que solo no se puede vivir. Dejad de arrastrar penuria por falta de respeto hacia uno mismo. ¿Quién te dió valor?, ¿quién escuchó tu llanto, él? El, nooo… alguien que lamentó tu desilusión y que curó tus heridas.

 Respétate, ámate y quiérete, no solo un iluso vive de una ilusión… Si te quieres romper, rómpete, cree en un engaño, sigue tu camino, tu ego te hará pequeña. Amiga te alimentas del mal, vives en el desamor y rodeada de rencor, aún así amiga te diré que… un payaso sin público se muere de hambre, al igual que ¡tú sin peleas te mueres de asco! Tú si que estás perdida, tú sí que pierdes ya que más vale un No a tiempo, que un Sí a medias.

Por S.R.

¿Quién eres Tú?

Cuando escuchas el lamento, el dolor, el pavor en otra, ¿quién eres tú? Cuando te acuestas en sábanas de otra con el marido de esa, ¿quién eres? Cuando envidias la vida de una mujer, siendo tu mujer, ¿quién eres?

Dicen que la poca dignidad impide ver la realidad, ¡si esa misma película no pasa por ti! Ahí te conviertes en la víctima, sin darte cuenta que solo recibes lo que ayer has regalado sin mirar ese retrato de familia, de hogar ya construido por otra que tú has olvidado. Por ello te has ensuciado en argumentos como: Él es el casado, yo estoy soltera ¡puedo hacer lo que quiera! Seguro conmigo será diferente, yo le daré todo lo que su esposa no le ha dado, ¡Yo soy más y mejor!

Puedes, pero ¿debes? ¿Te gustaría estar en la piel de esa otra mujer? Seguro la respuesta será: ¡No! ¡Hay quien se lo hace a una hermana, madre, prima, amiga! ¿Eres realmente feliz o podrás serlo, haciendo ese daño confuso y coloreado de promesas incluidas, deseos carnales, juegos pasionales que solo puedes terminar en cama y dolor?

He ganado, ahora ya está conmigo, él me ama a mí, ¡ya es mío! ¿Lo es? Nadie será nunca tuyo cuando es compartido por lazos de alma. Nadie será tuyo porque te columpies sin parque. ¡Despierta mujer!, date tu propio valor, no te pongas precio, ni seas maliciosa, no seas hipócrita, no rompas nada por sexo, amiga ¡Despierta!, su corazón no será tuyo, sus lamentos sí te sonarán eternos… pues se cansará de polvos mágicos, ya sin gracias.

Luego valorará más su hogar, tú serás la siguiente abandonada, no por tus artimañas… sino por otra que escuche sus lamentos. Te darás cuenta de que no has ganado, solo has logrado dar felicidad a una mujer destrozada que ¡ahora sabe que no estaba bien casada! ¿Sabrás luego preguntarte si… valió la pena tal lucha? ¿Quién te quitará la pregunta de?… ¿sabes quién eres tú, ilusa diabla?

No juegues, ni compitas por lo mismo que te darán algún día, que tú siendo soltera hoy quieres cambiar, si él a su esposa le fue infiel contigo también lo será… Pregúntate: ¿Quién eres? o mejor, ¿Quién quieres ser?

Por S.R.

Ella lo contó…

Ni siquiera tu olvido curará mi lealtad, no frenarás tu paz ni mi libertad. Manos de mundo ¡no tocarán jamás la piel del puro! No estarás en lista de espera para ser juzgado, ya que nadie te ha condenado. Ya podrás relajar tu vicio, tu morbosidad, tu excitación. Vive, vive rodeado de esos dos pagados placeres… pobre, pobre diablo. Rica diabla bella sin permiso… Tu ego de macho se perdió en una puta de azul haciendo de ti un sapo, ingenioso del engaño del teatro de actores en sombra y ¡en paro!

Hay la pena de la que te recoja para colorear… No sé qué colores usará en tu pobre retrato… Hijo del destino, padre del mendigo, marido ausente en pasado y ¡presente! ¿Quién te hizo maestro del futuro, tu siempre sucia ambición? ¿Tu ansia de comida podrida, congelada? ¿Tu reputación inventada? ¿O solo era tu espejo con quien tu ego hablaba?

Limpia tus labios, raspa tu carne, cura tu olor de vicioso sudor. Limpia tu maestría del mal… ¿Quién eres ahora grande, quién?… ¿La sombra del perdedor? ¡No te veo! Y tu Dama y gran Mujer… no lo sientas, ni escuches esa canción de letra triste. No derrames ni una sola lágrima pura por un ser repugnante… vomita su lamento. No infectes tu corazón con su traición. No desnudes tu realeza porque él mendigue tu atención. No aceptes su opinión y menos su rutinario falso y estudiado… Perdón.

Por S.R.

¡¡Rupturas!!

Son tan agrias, y más cuando llevas años acunando la debilidad de otro. Sus infidelidades, pintando de rosa sus defectos, tapando su boca con cariño y su cuerpo con marcas de firmas caras, escuchando sus penas, paseando tu paciencia.

Cuando ves en su mirada el egoísmo de la maldad y te etiqueta como la mala, bañando tus ojos con lágrimas infundidas por su manipulación, para que de esa forma siga llenando su aliento de apariencias y culpándote de sus propias deficiencias. Déjalo.

Nadie merece ser retado por aquel que comparte una cama contigo durante años, quemando tu tiempo y tus sueños. Di ¡NO! Hay hombres que están para llenar cuentas, robándote momentos familiares de unión, solo para convertirse en un momento de atención. Di ¡Basta!

No dejes de ser tú nunca por tener a tu lado a alguien que no sabe ni quién es. Recuerda querido, que solo te crees marido o padre porque alimentas esa necesidad, pero en realidad, un buen marido no es aquel que te da un día de felicidad, es aquel que guía y lucha por una vida plena, llena de armonía y éxito familiar.

Ese que es agradecido por tenerte a tu lado y que valora lo que tú, mujer, le das de forma regalada: un hogar y un ¡saber amar! Más triste que romper es tener que aguantar y llorar.

Por S.R.

¿Casados o Desesperados?

Muchas veces culpamos a los hombres por sus infidelidades, su falta de atención, su falta de cariño, romanticismo, etc… ¿Hasta qué punto podemos exigir lo que muchas veces no damos? ¿Acaso sólo cambia el hombre?

¿Las mujeres son las mismas que en un principio los han enamorado? No. ¿Dónde está ese olor a perfume que antes lo embriagaba? ¿Dónde está ese sexy vestido rojo? ¿Dónde está esa mirada que los embrujaba, esos aires de elegancia o esos juegos de seducción?

¿Es realmente el hombre el culpable? Os quejáis de los cambios y a veces parecéis desconocidos más que una pareja. Antes lo recibías con deseo, ahora con pereza. Antes seguro le hablabas, ahora le gritas.

Hoy pasas más tiempo con las amigas o criticando con la vecina del primero lo que hace la del quinto. ¿Cómo lo recibes en bata y en pijama?… ¿Y esos comentarios de “¡Venga rapidito!” como si fuera una obligación sentir con tu marido?

Luego os quejáis de que os dejan… ¡Pero por Dios, si os arregláis más para ir al gym que para recibir a vuestros maridos! ¿Tanta pereza os da, o es que creéis que siempre estarán ahí?

¡¡¡Cuidado, alerta!!! Que nadie es eterno ni nadie es de nadie. Un papel no te da el título de esposa, es la esposa la que hace de un papel el título.

Tú y sólo tú sabrás si tu marido es un Casado o un Desesperado.

Por S.R.