No hay duda que la lengua es el peor enemigo del ser humano, las palabras te hacen y al igual te matan. Intentamos ser y decir a los demás lo que no tenemos valor de ver en nosotros mismos. Es curioso que en ocasiones seamos tan sinceros con los errores de los demás y tan ciegos al no ver nuestros propios Errores.
Igualmente tenemos la valentía y la audacia de decir esa gran frase: «perdono pero no olvido» ¿Quién eres tú para no olvidar y para no perdonar? Todos usamos palabras dañinas para los demás. Yo me hago una pregunta cada día: ¿Intentamos perdonar a los demás cuando ni siquiera tenemos el valor de perdonarnos a nosotros mismos?
La palabra te sube pero ¡Cuidado con el don de saber hablar, la lengua te puede traicionar! Pues en momentos juzgamos a los demás evadiéndonos de nuestros propios problemas.
No seáis tan jueces cuando en el fondo todos cumplimos nuestra propia condena…
Por S.R.