Muchas veces culpamos a los hombres por sus infidelidades, su falta de atención, su falta de cariño, romanticismo, etc… ¿Hasta qué punto podemos exigir lo que muchas veces no damos? ¿Acaso sólo cambia el hombre?
¿Las mujeres son las mismas que en un principio los han enamorado? No. ¿Dónde está ese olor a perfume que antes lo embriagaba? ¿Dónde está ese sexy vestido rojo? ¿Dónde está esa mirada que los embrujaba, esos aires de elegancia o esos juegos de seducción?
¿Es realmente el hombre el culpable? Os quejáis de los cambios y a veces parecéis desconocidos más que una pareja. Antes lo recibías con deseo, ahora con pereza. Antes seguro le hablabas, ahora le gritas.
Hoy pasas más tiempo con las amigas o criticando con la vecina del primero lo que hace la del quinto. ¿Cómo lo recibes en bata y en pijama?… ¿Y esos comentarios de “¡Venga rapidito!” como si fuera una obligación sentir con tu marido?
Luego os quejáis de que os dejan… ¡Pero por Dios, si os arregláis más para ir al gym que para recibir a vuestros maridos! ¿Tanta pereza os da, o es que creéis que siempre estarán ahí?
¡¡¡Cuidado, alerta!!! Que nadie es eterno ni nadie es de nadie. Un papel no te da el título de esposa, es la esposa la que hace de un papel el título.
Tú y sólo tú sabrás si tu marido es un Casado o un Desesperado.
Por S.R.