Antes convivíamos con el respeto, la educación, el honor y la obediencia… ¿Qué pasa con los hijos? ¿Quién los educa? Soy testigo de miles de enfrentamientos entre madres, padres con sus hijos, me asombra no saber cómo y cuándo se han cambiado los papeles. Hoy los hijos son los comandantes y los padres los mandados, me asombran los insultos, las malas contestaciones, la arrogancia…
No sé ni dónde ni cómo se pueden perder las riendas del control de una buena educación. ¿Tan mal lo hacen hoy en día los padres para perder la admiración de sus propios hijos? La palabra “No” es tan positiva como un “Sí”, padres, despertad ya de esos famosos tópicos de que los niños son manipulados por estar en régimen compartido o en un ambiente inapropiado. Basta de excusas, todos sufrimos, lo importante es cómo dibujas tu vida ante un hijo.
Darle de todo a un hijo no es educar, es malcriar. Reírse cuando un hijo dice por primera vez “puta” o “gilipollas” no es gratis, te pasará factura algún día. Aplaudir un mal comportamiento, enseñar a mentir, sustituir tiempo con un hijo cambiándolo por diálogo y dedicación solo por ser líder en una reunión de un bar es ser poco padre. Culpar a un hijo por una mala educación y responsabilizarlo de sus actos es simplemente un fracaso de padres.
Luego debatimos de igualdades… ¿Acaso un hijo puede mandar más que sus padres, dónde? ¡Cuidado con lo que sembráis, dejad el victimismo que luego el impacto es traicionero y amargo! Un hijo tiene que aceptar un “No” al igual que un “Sí”. Recordad que sin ejemplos no hay huellas y sin huellas se perderán por el camino. El mayor respeto es hacerse respetar… Si un hijo no te respeta, ¿quién eres? ¿Luego dicen ser padres?
Por S.R.