A menudo intentamos crear razones para encontrar motivos que nos hagan tomar o no tomar esa decisión que puede cambiar o romper la estabilidad aparente, desafiar a otro tipo de rutina o quebrar esos miedos que creemos que hacen parte de nuestro día a día.
Hay sin duda personas que, por su inseguridad, falta de estima y personalidad cambiante, dejan de vivir sus vidas penosas dedicándose a la crítica ajena; al insulto vulgar y a las comparaciones odiosas. ¿Por qué ocurre tal desenlace?
En mi opinión, son las características de poca seguridad, es decir, cuando tenemos esa necesidad de hablar de los demás con rabia y odio, es simplemente por nuestro día a día, por cobardía al no ser capaces de decir quiénes somos, lo que somos y lo que buscamos.
Cuando tu vida es embriagarte de las desgracias ajenas es que tú ya has dejado de tener vida, eso solo te lleva a hablar mal de todos a querer para todos lo mismo que tú tienes. Es tanto el egoísmo que solo criticamos lo que reflejamos en otra persona; la que llama puta recordará su pasado, el que dice borracho será que antes fue alcohólico, etc…
Luego venimos pidiendo consejo, ¿para qué? Si uno es tan auténtico para destruir, para escupir, para criticar… ¿Qué consejo se le puede dar a tal genio? Tanto sabes de la vida de los demás que se te ha olvidado la tuya, intenta recordar antes de criticar quién eres y qué quieres, solo así podrás opinar tanto de la vida de los demás.
El que pide consejos no viva de opiniones.
Por S.R.