A todos esos grandes amigos que te han traicionado, a los que te han copiado, robado tiempo y llorado. A esos que eran dibujos rotos a los que has animado, cocinado y cuidado. A todos esos minutos que de mañana se hacía noche por quebrar su soledad, a esos… ¡Agradece!
Dadles las gracias por todas las puñaladas, por su cobardía, su falsedad, su cinismo y mediocridad como persona que no son ni lo serán jamás. ¿Gracias? ¡Igualmente!
Ahora que ya has aprendido una valiosa lección, suéltalos, suelta su presencia, su indiferencia y sus recuerdos… ¡Suéltalos! Me pides justicia, no te preocupes, la vida, al igual que da, también quita… A todos esos que hoy caminan sobre egos inventados, mañana los verás rezando el Padre Nuestro, destrozados.
Y no, ni te preguntes por qué ya no estás, te fuiste a otro país a vivir con amor, fe y con gente de verdad. Deja atrás esa ilusa familia sin nombres ni apellidos, esos no son tus hermanos y menos tus amigos. Los tuyos están a tu lado y siempre contigo.
Gracias, dales las gracias por enseñarte a ser más auténtica, más humilde, más sabia… Hasta los puñales te hacen más feliz, cuando ruegas al más allá, él te hace entender que el que cobardemente se va es porque jamás ha tenido que estar.
… ¡Agradezcamos y amén!
Por S.R.
“Dales las gracias por enseñarte a ser más auténtica, más humilde y más sabia.”