Tú eres muy triste, no te han querido y no has sabido ser padre. ¿Esa no es su culpa? Ese niño que juega a ser campeón, no es más que un pobre intento de león. Tú no sabes ser padre ni criar un cachorro, ¿crees que por tener un hijo varón ya eres un lobo? Le enseñas tus frustraciones, lo alimentas de maldad y de malas decisiones.

¿Qué has hecho por ese que ahora está perdido entre drogas y alcohol? ¿Quién tiene un problema de estómago?, ¿él o tú? No te disculpes por lo que no has sabido educar, ahora amigo solo te queda llorar. No culpes al que te hace recordar que has sido un padre desleal, nefasto en tus decisiones, porque tú no has tenido infancia leal, sólo has sido uno más igual que el ser que hoy está, ni para querer recordar.

A un hijo hay que cuidar, amar, estar y enseñar a respetar. No dejes que se deje perder. No es más grande el chulo, es más el que sabe agradecer un plato de comer; no es más macho el vicioso, siempre gana la sensibilidad de saber estar y amar.

Escucha la canción del amor y aprende a querer. No hay que ser un terrorista sentimental para ser un padre infernal. Con tu actitud y tu ejemplo, jamás tendrás el respeto de un hijo y menos del que comparte contigo. No te escondas de tu poca valía… eres tan igual que… No, jamás… ¡eres culpable sin duda!

¿Dónde está su madre? No lo sé, ¡buena pregunta!

Por S.R.

No te disculpes por lo que no has sabido educar, ahora amigo solo te queda llorar.

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3 comentarios

  1. Cuanta verdad hay en tus palabras, una vez más me dejas sorprendida y enganchada a tus escritos.Gracias por definir la verdad de tantos padres…y madres que ni están ni se las espera…

  2. Otra vez más me a encantado tus palabras es como la vida tal cual !! Felicidades brooó te love youuuuuu❤️🥰😘👏🏻👏🏻👏🏻👍🏻💪🏻🤜🏼🤛🏼

  3. Me gusta este relato porque aborda temas profundos relacionados con la paternidad y la autorreflexión, así como la percepción de la edad y la búsqueda de una nueva etapa en la vida.
    El inicio se enfoca en la crítica al padre ausente o negligente, que no ha sabido criar y guiar a su hijo. Se resalta la responsabilidad del padre en la educación y el impacto que tiene en la vida del hijo.
    Luego, el relato hace una transición para hablar sobre la percepción de la edad y la importancia de abrazar la sabiduría y la madurez que vienen con el paso del tiempo. Se anima a la persona a no preocuparse por envejecer, sino a encontrar una nueva actitud hacia la vida, aprovechando la experiencia acumulada y viviendo con pasión y alegría.
    Nos invita a un llamada a la autorreflexión, a la responsabilidad en la crianza de los hijos y a la importancia de vivir la vida con entusiasmo, sin importar la edad. Además, resalta que, a medida que envejecemos, aún tenemos la capacidad de encontrar la alegría, el amor y la realización personal. Es un mensaje que promueve la autoaceptación y el redescubrimiento de uno mismo en cualquier etapa de la vida. Un saludo.

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