No sufras más, pequeña. No intentes buscar culpas. ¡No! Jamás serás culpable e ignorante por no saber leer. Jamás será ciego aquel a quien tú no quisiste enseñar a ver. Tampoco será sordo por no escuchar el silencio de tu… protección.

¿Ser o parecerte a quién?

En ese nido de agua pura donde reinaba la complicidad, el quererte, el amarte sin siquiera sentir tus defectos. Ayer me enfrenté a tu maldad, a tus sonidos extraños, a tus fantasmas vivos, enterrados en mí por ti. No sé a qué te pareces, al cielo de tu exterior, a un delincuente sin piedad ni corazón.

No mendigaré tus gracias, no recuperaré cada instante de las noches en que despertaba para curar tus heridas. Hoy me perdí en tu ser, o en tu parecido. Hoy me quedé sin agua para respirar, el pez ya se quedó sin cristal. Se rompió la fragilidad de tu ser, ¿de ser una niña a ser una mala mujer?

Elige bien tus ojos, estudia bien tus miradas. Elige bien tu voz, estudia tus frases. ¡Cuida tu nuevo idioma sin antes estudiar tu alma!

No seas una asesina, no manches tu lengua con sangre podrida. Renuévate en el sol que sale cada día y espero que pueda iluminar esa tu nueva vida, callando por fin esa ilusa melancolía. Solo somos lo que pensamos ser, nadie te obligará a crecer y menos a perder la esencia de seguir siendo una simple luz de niña que hoy, por hoy, aún frágil, se ilumina.

No mates tu ser, mata a lo que no te quieres parecer.

Por S.R.

Únete a la conversación

1 comentario

Deja tu comentario:

  1. Me encanta este relato,realidad ó ficción,ó ambas cosas? No sé pero veo reflejos de mi vida ,y por ello le doy la veracidad que para mi tiene.Enhorabuema Sara .Una ves más me enganchas con este nuevo escrito.