Hoy se echa de menos la risa de los hijos, de tu niñez. Las canciones y los momentos de antes, los juegos puros, la sinceridad, la pureza, los jardines con radio y baile… ¿Me preguntaré mañana qué ha pasado? ¿Dónde están los parques, las sonrisas, incluso las risas, el respeto y los valores de antes?
Antes recuerdo escuchar más permisos que perdones, más educación y menos cojones, más respeto, más amores que desamores ¡más pasión que traiciones! Recuerdo incluso… recordaré cada día esa infancia y juventud regada con humanidad, me atrevo a recalcar parte de humanidad y verdad incondicional.
¿Dónde estamos, dónde vivimos, qué pensamos? ¿En quemar lo más bello, en rogar piedad, en ser lo que otro aclama que seas? Creo que para ser feliz sobran muchas carpetas rellenas de promesas incumplidas de invitados inexistentes ¡rodeados de gente falsa e hipócrita!
No dejes que Nada ni Nadie deje de hacerte olvidar quien eres. No es momento de ceder, no es momento de callar, menos de lamentar aunque cueste, lo sé. ¡Arriba! Casi ya sin aliento, recuerda cuando has sido feliz, quien te aporta esa plenitud fácil de llegada y acordada con tu paz. Cuando llegues a ese estado te toca sacar, descargar todos esos pensamientos que te han alejado de ti, solo por que un ser indescriptible te va diciendo ¡te amo en engaño!
Recuerda siempre quien eres, qué quieres. Que nadie sea una pereza en tu gran camino. Yo te animo, lo mejor siempre llega tarde, ¡ehhh! ¡LLegará! Confía en ese buen recuerdo y no te conformes con un frustrado, no eres tirita ni perra para lamer las heridas de nadie que solo busca su bien estar, usando tu bondad para realizar su instinto básico ¡más sucio que un pobre animal!
¡Valórate!, ¡libérate que lo mejor está por llegar!
Por S.R.