Los ojos del hombre más «poderoso» del mundo, observan como levantan una valla en las inmediaciones de «su Casablanca» para refugiarse del mismo «pueblo» al que prometió proteger con un muro en la frontera de Méjico. Ninguna de sus agencias militares, ni Inteligencia Artificial predijo que un «bichito invisible» pondría en «jaque» su imperio económico, ni que podría convertirse en «mate» la reacción social por la muerte de un «solo» ciudadano que no podía respirar tras ser detenido.
Sale con blancas contra el mundo al ajedrez, utiliza sus poderosas piezas contra los diferentes, fingiendo desconocer reglas establecidas antes que naciera. No siempre la estrategia será la esperada, el «Karma» le sorprenderácuando menos lo espere. Cuida los detalles, el diablo es juguetón y le gusta pasar inadvertido. Sin fe en uno mismo, nunca tendrás la intuición «Divina» para aventajar ningún adversario, menos si lo subestimas pues nunca conocerás verdaderamente quien está al otro lado del tablero.
¿Cómo proteger y de qué tu pueblo si no eres capaz de protegerte de tu propia incertidumbre? Ni el «hábito hace el monje», ni agente de nada es un miserable que asfixia a un persona inmóvil en el suelo. Policía es una persona que cree en la justicia, trabaja con honestidad, sirve a los demás por que ama al prójimo y se dignifica por ello a sí misma.
Mientras el resto de mortales, nos permitimos el lujo de utilizar nuestro «poder anónimo» para traicionar nuestros semejantes con desprecio, mentir a la cara quienes no lo merecen y fallar quien nos ama y confía en nosotros. Disfrutamos adjudicándonos pertenencias, pensamientos o acciones que no son nuestras; aunque vivamos respirando la incentidumbre por lo desconocido, nos creemos inocentes y mejores que los demás.
El Padre que no se entrega al amor, no escuchará su ángel de la voz de quien le ama. No dejes de caminar aunque pierdas tu esperanza, si bajas la cabeza perderás de vista el horizonte y no verás las señales que guían el camino de tu familia. Aunque resulte difícil seguir un consejo y más darlo, prefiero amar a la «reina» que me abraza más fuerte en mis muchas derrotas, que las que lo parecen ser en mis pocas victorias.
Por Salva