— Gracias por todo lo que me habéis dado… por taparme cuando tenía frío, por darme de comer cuando estaba hambriento, por darme unas chanclas cuando caminaba descalzo, por darme agua cuando tenía sed — dijo Él –.
— Gracias por visitarme cuando está en el hospital, en la cárcel… — Alguien le interrumpió — ¿Cuándo hemos hecho eso por ti, cuándo? — Él miró, sonrió y contestó — ¡Cada vez que lo hagáis por uno de mis hermanos me lo estáis haciendo a mi!
Ahora suenan las campanas de los muertos, ahora escucho los lamentos, los llantos del hambre del cautivo de muchos y del caos de otros…
— Dime tú, tú dime… ¿Tu dinero podrá pagar ese dolor? ¿Tu grandeza te ayudará ahora? ¿Y tu soberbia te librará de la muerte? ¿Quién sacará tu egoísmo de tu cuenta de ahorro? ¿Te creías tanto para controlarlo todo por que pensabas que el dinero era poder?
Hoy sales tarde, con guantes y mascarilla. Hoy el miedo es tu imperio, hoy piensas, para qué tanto si todo vale tan poco… Resucita tu valor humano, arrodilla tu poder ante Él. Mírate, cuídate y pide piedad.
— Él lo dijo, el lo pidió ; ¿Dónde están los ricos, los pobres, los blancos, los negros? ¿Dónde?
Todos por iguales caídos, sin nombres, sin ser reconocidos… Yo escucho tu llanto y el mío, suenan como música cruel… Esto es real, no es poder… acepta cambiar este momento por vivir sin más ni menos.
Él lo dijo…
Una gran reflexión, sabias palabras