Lectura de Carta a una Madre por Sara Do Rosario
Hola querida Madre, tus recuerdos se hacen cada segundo más reales, tu ausencia cada día más dolorosa… Sigo esperando la llamada de las 8 de la mañana como un niño ansía la llegada de las vacaciones o de la Navidad, al revés de esos niños, yo… Sé que esa llamada no llegará, si lo sé ¡¡¡No entiendo por qué la sigo esperando!!! ¡¡¡Tampoco entiendo por qué te has ido!!!
Sí, sé que nos despedimos un mediodía, te besé y te abracé quedando para comer juntas al día siguiente… Nunca llegó. Tampoco sé por qué no llegó. Lo único que recuerdo de esa maldita madrugada, fue verte sentada de amarillo con una sonrisa diciéndome algo… Solo recuerdo de esas palabras «sé fuerte hija, te amo», me desperté asustada y te busqué entre teléfonos, cuando a mi pesar jamás te encontré con vida.
Recuerdo una fuerza interior que me mantenía en pie sin pisar el suelo. Recuerdo besarte, estabas tan helada y dura como una roca. Entendí que esa ya no eras tú, solo era tu cuerpo congelado después de elegir tu ropa, pero tu olor me rodeaba mientras yo temblaba ¿¿¿Por qué???
¿Por qué a mí? Pensaba yo que era una buena hija ¿¿¿A qué venía esto, destino??? ¡¡¡Dios!!! Mi mente estaba hueca, mi corazón latía a mil por minuto, cada latido era como un puñal de cien espinas en mi alma, dejé de ver el sol, para mí todo era gris y llovía por mi cara cada día durante 4 años… Siento el vacío del ayer, la falta de esa verdad que solo una Madre como Tú sabía ver, cuando iba a verte mamá solo quería beber de tu sabiduría, saciar mi alma con tu voz y taparme con tus brazos, llenos de amor y paz.
Me enfadé y sigo enfadada porque me mentiste, este mundo no era lo que tú decías, no me enseñaste a odiar solo a perdonar, no me enseñaste la hipocresía solo la sinceridad. Te olvidaste de decirme que este mundo está hecho de papel, se llaman euros. Que solo vale quien los tiene y solo vales cuando das, cuando mientes, cuando eres rastrero, cuando embriagas tu mierda contaminando los buenos en malas personas.
En cambio, me enseñaste a callar, reír y a levantarme después de una caída, a cantar nuestra canción cada vez que venía la maldad u la oscuridad, hoy no escucho tu canción, no tengo tu coro, estoy sorda de dolor y de pena. ¡Mi sonrisa se apagó y mi alma murió!
Sabes mamá, ayer me vi en el espejo y no me recuerdo, solo escucho mentiras de un pasado, pero aun así vivo con la ilusión de que tus nietos me vean fuerte y llevo un escudo de una imagen inventada para que ellos sean felices, al igual que Tú lo hacías conmigo.
Tengo el billete de viaje hacia ti, no sé el día, ni la hora, por ello cada día les doy más amor y relleno sus vidas con muchos recuerdos de mí para que jamás me olviden, al igual que yo… Mamá jamás te olvidaré.
Gracias por acompañarme en cada sueño y en cada paso. Eres mi guía, mi luz, y por ello ya veo el sol, pero me pongo gafas para no dañar mis ojos blancos, tristes por tu partida. Gracias…
Gracias a ti soy la mujer que soy, tu recuerdo es mi receta y tu bondad mi menú, acompáñame a llegar a ti… ¡¡¡Algún día!!! ¡¡¡Te amo Gran Mujer!!
Por S.R.
Deja una respuesta